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“El Slow Fashion es la moda real” - Neko Vintage

Actualizado: 30 mar 2019


Mireya en Neko Vintage | Fotografía: Emma Skantz

Mireya es la persona que se encuentra detrás de “Neko”, una de las marcas vintage más aclamadas en Barcelona y en redes sociales como Instagram, dónde tiene más de 23 mil seguidores. Pero detrás de cada éxito hay una historia, y ella, con entonces 16 años y sus conjuntos vintage que la distinguían de los pantalones pitillos y militares del momento, empezó vendiendo en mercadillos la ropa que le sobraba del armario, junto a una amiga suya. De allí pasó a vender por Instagram, a crear la tienda online, y finalmente, tras decidir querer pasar del hobby a la profesionalización, adquirir el local que tantas miradas capta.

Rincón de Neko | Fotografía: Emma Skantz

Una de las cosas que distinguen a Mireya es que es una persona espontánea. Es una persona que organiza el atelier como le viene de gusto, una que se puede hacer un tatuaje porque lo ha soñado y una que acepta que una estudiante de periodismo le haga una entrevista al día siguiente “cuando quiera”. Gracias a esta habilidad de hacer las cosas al momento salió el nombre Neko, y es que una amante de los gatos no podía nombrar su negocio otra cosa que ‘gato’ en japonés.

“Soy muy impulsiva, pero dentro de mí todo

tiene algún tipo de por qué”


Otra de las cosas que la distinguen es la pasión que tiene por lo que hace. En cuanto entran clientes, ella da todo de sí: escucha lo que tienen que decir, les enseña los diferentes productos y les hace encontrar cosas que ni ellos sabían que querían. Ella le da vida al vintage, y es que a diferencia de otros negocios similares, ella rechaza recibir prendas en grandes masas. Decide ir personalmente a buscarlas, creando así su colección “Vintage”, que está basada en prendas que a ella le gusten, que encuentre cómodas y que tengan la menor tara posible. De todas maneras, “si encuentro algo que me encanta pero tiene alguna tara, la intento arreglar, y si no se puede, como es el caso de pequeñas manchas, bajo el precio y aviso al cliente de ello”, porque tal y como ella indica, una de las palabras más relevantes es la honestidad. Para poder arreglar estas taras, acudía al taller de su madre modista, quien le enseñó todo lo que sabe sobre la costura: “lo que más me gusta de Neko es que me ha descubierto que tengo la capacidad de coser”. Mientras desarrollaba esa capacidad, fue creando su colección “Handmade”, dónde ella hace prendas a mano y a medida, aprendiendo a tratar con clientes que sobrevaloraban su trabajo: “yo al principio, a pesar de que tenía unos precios muy por debajo del precio real de la prenda, recibía varias quejas. Por eso en Instagram me gusta mucho enseñar el tiempo que tardo en hacer algo o los pasos que conlleva hacer algo”.

Ropa de la colección de Neko | Fotografía: Emma Skantz

Pero lo que más sobresale de Mireya es la preocupación que tiene por los demás, como cuando al inicio de Neko, decidía encontrarse en persona con los compradores de Barcelona para que no pagasen los gastos de envío, o como cuando decide pausar su cálida música para que la grabación de la entrevista fuese la mejor. Un reflejo de esto es cuando ve más allá de lo que son los clientes “A una señora mayor le gustó mucho un bolso que yo tenía, y me preguntó si me lo podía pagar a plazos. El bolso valía 20€, era de ganchillo y tenía una parte de la cremallera descosida, así que le dije que sí podía pagarlo a plazos, pensando que para la segunda visita ya la tendría arreglada. Pero vino la segunda vez con otros cinco euros y aún no había podido arreglarlo, así que no se lo pude dar en ese momento. A la tercera visita ya le dije que no aceptaba más pagos, que se lo regalaba, pero al negarse ella, le regalé un segundo bolso similar. Al cabo de unos días vino y me regaló unos trapitos de punto de cruz que ella hacía para sacar las cosas del horno. Esa señora y esa historia me marcó.”

Señora del bolso | Fotografía: Mireya

A parte de Neko, Mireya es educadora social, y su mayor punto de inspiración son las fotografías que le enseñaban personas mayores en las residencias en las que trabajaba. A pesar que actualmente no trabaja con ello, espera con ansias el momento en el que pueda llegar a combinar las dos cosas que más le gustan “No quiero ser millonaria, ni montarme un Zara. Simplemente quiero vivir de Neko tranquila y montar un taller de inserción laboral, donde pueda enseñarle gratis a coser a mujeres que hayan sido prostitutas, a mujeres maltratadas o a personas inmigrantes. Esa es mi mayor meta”.

Ella cree que el slow fashion, pero sobre todo el vintage son conceptos que deberían de estar muy marcados en la mente de la gente, porque “contaminas mucho menos, no explotas a nadie, vistes algo que no viste todo el mundo y lo haces éticamente y con conciencia”. Y a pesar del amor que ella le tiene a sus prendas, este negocio, como cualquier otro, viene con dificultades “la cuota autónoma es muy alta, hay mucha competencia, y mucha competencia que no es autónoma. Yo entiendo que los primeros cuatro, cinco o seis meses, al vender sólo cuatro prendas, no te sale a cuenta. Pero no puedes estar vendiendo todos los días, haciendo mercadillos y moviéndote un montón y no ser autónomo”. Estas dificultades son una razón más para pensar dónde comprar la ropa y bajo qué criterios.

Ahora ella disfruta el día a día de su local en la calle Pavia 5, mientras hace cursos de costura con monográficos, y colabora con otros artistas para hacer diferentes talleres “Hay gente que hace talleres y busca espacios, y yo, pues ofrezco el mío. Es otra forma de aprovechar el espacio”.

Zona de trabajo en Neko | Fotografía: Emma Skantz


- Emma Skantz



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