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"Las cosas hechas a mano tienen una energía especial" - Tatiana Sarasa


Tatiana Sarasa en el OpenStudio79 | Fotografía: Emma Skantz

Tatiana Sarasa Frieling, nacida en Barcelona el año 1966, fue estudiante de bellas artes, y no queriendo dedicarse al mundo de la educación por una falta de creatividad, decide ser artista visual y finalmente, en el 2013, abrir el Open Studio 79.

Con una pasión por el arte, y con una necesidad de concienciar a la sociedad, ella emprende la aventura en la calle de Sant Magí número 79 de Palma de Mallorca. El estudio va adquiriendo vida a medida que ella ofrece diferentes talleres, y a medida que encuentra nuevos artistas con los que colaborar, entre los que se encuentran Adriana Torres, Pablo Salvaje, Marble Matter, Mica Losada, Silvina Moschini o Mariana Muravito. Pero también ofrece una gran variedad de lana teñida con productos naturales, productos textiles como pañuelos, jerséis y camisas. Y es que hay algo que pone en común todo lo mencionado anteriormente: no hay nada que no esté fabricado a mano.



LA MENTE DE TATIANA


Como propietaria de un negocio que fomenta la sostenibilidad, ¿Qué opinas del Slow Fashion?

Creo que el Slow Fashion es un movimiento que nace como una necesidad de los tiempos en los que vivimos, donde todo sucede de una manera muy rápida, y sobre todo en el mundo de la moda.

Lo opuesto al Slow Fashion es la Fast Fashion, que pienso que no es sostenible, visto desde el punto de vista que somos una sociedad que estamos consumiendo y que estamos desechando, contaminando nuestro planeta y nuestro hábitat. Entonces, creo que el Slow Fashion es una respuesta, y más que decir que sea una moda, se acaba convirtiendo en una manera diferente de pensar, de consumir.


¿Crees que hoy en día la gente está más consciente del Slow Fashion?

Sí. Creo que la consciencia está creciendo, y sobre todo lo que está ayudando son nuevas tecnologías, como Instagram. Éstas ayudan a dar difusión a estos pequeños proyectos, que a veces no logran tener mucha financiación, y encuentran allí su voz.

De todas maneras, creo que hay que ir más allá y ser muy consecuente, no solamente en el tema Slow Fashion, sino desde una manera mucho más global y con un mayor compromiso.

Pero, al fin y al cabo, y volviendo a la pregunta, pienso que sí, que poco a poco, aunque parezca que no somos tantos, esto es algo que va a ir aumentando y creo que tiene que ser así. Va a ser difícil encontrar ese modelo de producción que pueda tanto dar de comer como abrir a tanta gente que hay en el mundo. Porque después de todo, creo que uno de los mayores problemas es el crecimiento constante, y si allí no cambiamos la manera de consumir, tenemos un gran dilema.


¿Crees que las Redes Sociales ayudan a potenciar la venta de tus productos? Si es así, ¿Cómo?

Sí, como he mencionado con brevedad en la anterior pregunta, creo las redes sociales tienen un papel muy importante. Lo creo porque son unas plataformas en las cuales uno tiene las posibilidades de poder mostrarse, y dirigirse a un público que comparte esos mismos intereses, o esa sensibilidad.

De todas maneras, cada vez es más difícil encontrar esa visibilidad, porque hoy en día dependemos de tecnologías de máquinas y de algoritmos. Gracias a esto, la posibilidad de darse a conocer por las redes se nos escapa un poco de las manos, ya no lo controlamos nosotros. Por ejemplo, a mí personalmente, me gustaría poder vender a la gente que tengo a mi alrededor, más que no vender a otros países, porque creo más en las economías locales. A pesar de todos los factores mencionados, también tenemos que tener en cuenta el hecho que los mercados están muy globalizados, es decir, la gente compra en línea, cosa que me beneficia porque si tuviera que vivir de la gente de mi barrio, este negocio no llegaría a ser factible en absoluto.


¿Has visto un crecimiento de proyectos Slow Fashion desde que se le da más importancia en la prensa y en las redes sociales?

Creo que sí que he visto un crecimiento en tanto que se ha convertido un poco en una moda (usando con cuidado esta palabra), teniendo en cuenta que las modas son pasajeras. Creo que el cambio, cuando llegue, debe tener su origen en la raíz y con una cierta conciencia.

También creo que tenemos que involucrar a muchísimos más colectivos, creo que tenemos que trabajar hacia unas economías circulares. Hemos de conseguir darle mucha importancia al consumidor final para que sea consecuente también en su manera de vivir, y no sólo de consumir este producto. El consumidor acabaría pensando también en contaminar menos, en viajar menos, en consumir productos de mayor calidad y en menor cantidad. Para conseguir esta situación idílica, las empresas tenemos que mirar de trabajar de una manera más circular también. Esto lo conseguimos no sólo colgándonos una etiqueta en la que ponga “Slow Fashion”, sino que también en el sentido que vemos. Tenemos que ser más conscientes de con quien trabajamos, de cómo le pagamos y si son unos sueldos justos, que energías utilizamos, si son renovables o no, si los materiales que usamos se van a poder volver a reciclar,

Resumiendo, creo que lo que tenemos que tener claro es que esto, más que una moda o una etiqueta, tiene que ser una nueva manera de vivir.


Tatiana en la entrada de su estudio | Fotografía: Emma Skantz

¿Crees importante darle este apoyo extra a proyectos sostenibles?

Sí, claro que es importante, pero no creo que ningún cambio pueda producirse tan sólo con el apoyo extra mencionado por parte de los medios. Creo que es un apoyo que depende en mayor parte tanto de la persona productora, del consumidor final como a nivel global de Estados. Creo que hay que cambiar muchas cosas, y que hay que cambiar las maneras de funcionar, desde los gobiernos hasta grandes empresas, pasando por los pequeños empresarios, y los consumidores. Creo en esta economía circular y en intentar consumir de una manera más sostenible y con futuro.



EL HÁBITAT DE TATIANA


¿Con qué idea o concepto decidiste abrir el estudio?

A la hora de comenzar, lo que a mí más me importaba, era justamente el difundir mis valores. Por supuesto que me fascina trabajar con los elementos naturales, los pigmentos naturales, con las fibras naturales…pero también me gustaba mucho dar una visibilidad a las cosas hechas con una conciencia, hechas simplemente con la mano, con unas técnicas artesanales, y recuperando estos valores, recuperando el propio valor que pueda tener esa prenda o ese producto al estar hecho con un material de calidad, al estar hecha con mimo y con cariño.

Un producto que sigue estas condiciones será un producto que el consumidor también podrá disfrutar más tiempo, y llegar a valorarla más, cuidarla más, a comparación con algo que ha costado poco dinero y que parece ser que no ha costado mucho en producirse. Creo que es muy erróneo el hecho de comparar los productos de estas dos tan diferentes gamas, porque al fin y al cabo, el precio que pagamos es muy alto en los productos de la gama alta tanto a nivel medioambiental como a nivel de los salarios que reciben los trabajadores en condiciones pésimas. O sea, al final creo que lo importante es que, en mi caso, aunque sea un pequeño escaparate, mi negocio pueda lograr que la gente salga pensando en estos valores y, aunque mucha de ella no acabe comprando, sí que a lo mejor se pueden replantear cosas, cambiando su manera de consumir.


Pigmentos naturales que Tatiana usa en su estudio | Fotografía: Emma Skantz

¿Tienes algún criterio para decidir con quién colaboras y con quién no?

Pues mi criterio principal sería el compromiso. Es decir, que la persona con la que yo decida colaborar sea comprometida de verdad. O sea, que lo que mueva realmente a esa persona no sea una estrategia de marketing, o un interés puramente comercial, sino que lo haga con convicción y de corazón.


¿Has notado una diferencia de compradores desde que abriste la tienda hasta hoy en día?

Tengo que decir que un tema que aún me preocupa bastante es el bajo número de compradores nacionales. Muchos de mis compradores son gente del extranjero que entiende perfectamente el concepto. No tienes que explicarles nada, sino lo ven a primera vista, lo sienten, lo valoran, y no cuestionan tampoco que el precio a lo mejor sea un poco más elevado que no el de un producto que se ha hecho de otra manera. Ese es un cambio que lentamente va sucediendo a medida que pasan los años, pero que me gustaría poder notarlo un poco más.



Me encantaría poder ver un auge entre los compradores nacionales, una conciencia como la que se ve en compradores extranjeros


¿Cuáles son las dificultades que comprende tener un negocio de productos sostenibles como el tuyo?

Yo creo que la principal dificultad es que, como he comenzado a explicar antes, el producto final a lo mejor tiene un precio diferente al que la gente actualmente está acostumbrada a pagar. Comparan productos manufacturados con los que se crean en las fábricas.

A parte, todo el sistema de impuestos y de aportaciones a la seguridad social acaba siendo un obstáculo en sí. Creo que no es fácil, a pesar de que ahora haya unas pequeñas ayudas y unos cambios en este sentido, pero creo que también hay mucho trabajo por delante en esos temas.

Finalmente, dependiendo de qué zonas de trabajo se esté considerando, otro hándicap grande es la especulación del terreno y de los altos alquileres de muchos espacios. Para un emprendedor es difícil de asumir las condiciones que te imponen, por lo que hay que buscar alternativas de trabajar en equipo, por ejemplo.



Hoy en día, los alquileres en nuestro país son muy caros, y esto dificulta mucho la aparición de nuevos negocios pequeños


Comentando las dos gamas de comercios, ¿Cuáles crees que son las mayores diferencias entre un pequeño negocio sostenible y un negocio de productos fabricados en cadena?

Para mí la gran diferencia está en la energía que tienen. Un producto que proviene de un material natural y que ha estado manipulado con unas manos y con un cariño, está cargada con una energía especial. Aunque esto no se vea físicamente, creo se refleja sobretodo en la comparación con un producto hecho en masa, que ha viajado por medio mundo para llegar aquí, teniendo en cuenta también que ha estado producido en unas condiciones a veces bastante duras de trabajo.

Yo personalmente creo mucho en la energía de las cosas, y para mí esto es el factor principal. Solo con tocarlo lo notas.



Tatiana cree que si se logra cambiar la mentalidad de las personas, concienciando de que un mundo sostenible no sólo es posible, sino que también el adecuado, lograremos seguir adelante. Ella cree que el cambio está en nuestras manos, como sociedad, y está lista con nuevos proyectos para conseguirlo.




 

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- Emma Skantz


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